Hollywood reescribe la historia (y la mitología)

2013-10-05

Hasta cierto punto entiendo que los yankis no sepan –o no quieran saber- de mitología y que pretendan hacer películas que vendan. Pero es que la mitología griega, por sí misma, es sumamente vendible: violencia, sexo, traiciones, castigos, crueldad, guerras, amor, adulterio, raptos, transformaciones, poder, bajadas a los infiernos, subidas a las estrellas, monstruos, héroes, reyes y princesas. ¿No es suficiente? Sí, lo es.

El problema es que Hollywood es una máquina de desconfigurar y reconfigurar pensamientos, de vender deseos, de crear expectativas. El sentimiento globalizador parece que nos dirige a un pensamiento único, a una homogeneidad que busca su Némesis en un enemigo, a un eje del mal que podría ser este o aquel pero que siempre está allí, amenazando y creando una cultura del miedo que impide la curiosidad y estigmatiza al otro como creador de los males propios.

Hollywood se apoya en unos cánones narrativos que integran elementos de cultura popular (y que son reconocidas por los individuos conscientemente o no) en un interés de por crear modelos a seguir y perfumes que vender: el héroe y la princesa, el malo, el final feliz. Y no es inofensivo…

En las adaptaciones mitológicas los cánones básicos son el dios (Zeus, Mahoma, Jehová, etc.), que es bueno y está en el cielo; el diablo (Hades, Lucifer, Bin Laden etc.), que es malo y está en el infierno; el héroe (Hércules, Jesús, el protagonista traumatizado hollywoodiense de turno, etc.), que es fuerte y valiente y está en la tierra y la princesa, que también está en la tierra y es el débil a quien el héroe tiene que socorrer.

A modo de “daños colaterales” tenemos a los monstruos –judas, caínes, mujeres fatales u otras creaciones esperpénticas a modo de serpientes o dragones- que son extensiones del mal, es decir, del diablo, que entorpecen la labor del héroe; y elementos bondadosos e incluso mágico-prácticos, extensiones del bien, que favorecen al héroe en sus hazañas, bien sean compañeros inseparables que suelen morir sacrificados por el héroe o cosificaciones a modo de artilugios que facilitan la labor del héroe: espadas, escudos, entre otros.